tumbados en la autovía
Tras otra noche anodina, de vuelta a casa se me ocurrió que podríamos
tumbarnos en medio de la autovía central, y así lo hicimos, cogiéndonos
de la mano. Fue un tiempo que el reloj de mi pulsera determinó como
breve, pero que a ella y a mí nos supuso la concentración de toda la
noche, y del día, y de la semana, y puede que de toda la vida en ese
instante. Un par de coches, nos esquivaron. El segundo se paró a pocos
metros, tras un pitido y un frenazo que dejó marcas en el betún. Nos
levantamos y echamos a correr en dirección contraria a los coches, por
el arcén. Las voces e improperios del conductor del coche se perdían en
la lejanía. Al llegar a casa lo hicimos bestialmente, agarrándonos de
ambas manos, como si esos fueran a ser los últimos polvos de nuestras
vidas. "Menos mal que se me ocurrió lo de tumbarnos en la carretera."
pensé al dormirme sobre el suelo de la cocina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario